El fracaso escolar en España ronda el 30% una cifra que ha empeorado en la última década,este dato junto con el sentimiento de hastío que experimentan muchos de los jóvenes tiene que llevarnos a una profunda reflexión no sólo a los educadores sino a toda la sociedad.
Una de las propuestas para mejorar la educación es la que formula la educadora Linda Darling que habla de cambiar la formación de los profesores dotándolos de estrategias pedagógicas. La figura del profesor desarrolla su trabajo en aulas diversas, con situaciones imprevisibles y distintas potencialidades en sus alumnos, hay que encontrar los puntos fuertes, las singularidades… El profesor no puede limitarse a impartir conocimiento, sino como ella afirma “El profesor debe atraer al niño al currículum con diferentes estrategias, partiendo de un análisis de dónde está el grupo y hasta donde se quiere llegar con él”
Coincido con las palabras de Linda Darling, no es suficiente con que el colegio tenga un currículum especial que contemple la educación en valores y la educación del carácter, si la escuela no les provee de afecto. Más allá de el día de la Paz o del día de la Mujer la sensibilización del alumnado debe ser permanente y para ello son necesarios profesores implicados y comprometidos con sus alumnos. El currículo se tiene que trabajar en un marco de respeto, confianza…implicando al alumno en su construcción y en el consenso de normas de convivencia, de cómo queremos relacionarnos…
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Creo que es necesario mejorar la educación moral mediante el fortalecimiento de valores infravalorados en la actualidad, hablo del esfuerzo, la disciplina, el compromiso, la honestidad, el trabajo bien hecho, la solidaridad…
Pienso que se ha avanzado en el camino de educar las emociones dentro de las aulas y que y que seguir en esa dirección, con propuestas como las de la Escuela de Daniel Goleman donde trabajan la autoconciencia (darnos cuenta de nuestras emociones), la autogestión emocional (saber regularlas) la conciencia social (la empatía), las capacidades relacionales (habilidades sociales) y la responsabilidad en la toma de decisiones.
Todas estas habilidades son fundamentales para la vida en sociedad.
En la misma dirección trabajan las comunidades de aprendizaje, son proyectos en los que toda la comunidad educativa, el entorno en el que se desarrollan: el barrio, las familias, los vecinos, concejalías... se comprometen con los fines del centro y se trabaja la resolución de conflictos, habilidades sociales, pautas de comunicación…Estas comunidades surgieron en los años 70 ( y siguen desarrollandose en la actualidad ) como respuesta a las carencias de la educación formal y sus resultados han sido muy positivos tanto el rendimiento escolar como en el desarrollo personal del alumno.
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Gran parte del mérito se debe al compromiso de las familias, educando a las familias también.
Por otro lado existen estudios que demuestran que la motivación disminuye de forma proporcional a los años que pasa el alumno en la escuela . No es de extrañar, con once años, por poner un ejemplo, los alumnos pasan por cinco ó seis profesores a lo largo del día ( ante este panorama es díficil para el niño establecer un vínculo afectivo con ellos, algunos de estos profesores no conocen a sus alumnos y éstos no se atreven a formular preguntas…si el alumno está decepcionado con ese profesor que ni siquiera recuerda su nombre perderá el interés por conocer a los demás. )
Es importante para el niño sentirse seguro en el entorno en el que se encuentra para así poder explorarlo.
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Quería finalizar reflexionando acerca de que a pesar que vivimos en un mundo con personas mejor preparadas que antes, con más conocimientos...Sin embargo se observan más suicidios, más divorcios, depresiones, problemas de ansiedad, soledad…
Hemos perdido la felicidad por el camino. Estamos inmersos en una crisis de valores y no toda la responsabilidad y el trabajo puede recaer en los profesores, es necesario un compromiso de todos en la misma dirección.
Hemos perdido la felicidad por el camino. Estamos inmersos en una crisis de valores y no toda la responsabilidad y el trabajo puede recaer en los profesores, es necesario un compromiso de todos en la misma dirección.
Que el trabajo que construyen los profesores durante seis o siete horas al día no lo destruyan por la tarde los medios de comunicación.
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