viernes, 29 de mayo de 2009

El Chagas si distingue entre clases


El Chagas permanece en un estado silencioso y aún silenciado, sumándose así a la lista de otras enfermedades olvidadas. Un enfermedad de países y de regiones pobres para las que no hay más que dos medicamentos, los mismos desde hace cuarenta años, y la expectativa sombría de no contar con ellos porque ya no se producen ni se investiga los suficiente en nuevos métodos de diagnóstico y tratamiento.

Los insectos que transmiten la enfermedad de Chagas, comúnmente conocidos como vichucas, viven en las grietas de paredes y tejados de viviendas de adobe y paja, muy frecuentes en zonas rurales y barrios pobres de las ciudades en Latinoamérica. A menudo ignorando cómo se contrae la enfermedad o qué probabilidades de curación hay, las personas infectadas no se encuentran en situación de luchar por su derecho a tratamiento. Las autoridades sanitarias regionales han marginado de forma sistemática el tratamiento de la enfermedad.

Se trata de una enfermedad infecciosa endémica, es decir, que se presenta de manera regular y sin variaciones apreciables en una zona geográfica concreta. Provocada por un parásito, se presenta en dos fases. La fase aguda, sin o con síntomas leves, y la fase crónica, que puede tardar en aparecer hasta diez años, manifestándose como cardiopatía y trastornos digestivos. No existe vacuna contra la enfermedad de Chagas y las personas afectadas pueden volverse a infectar después de recibir tratamiento.

Su distribución se extiende desde el sur de EE.UU. hasta Argentina y Chile. Sin embargo, la incidencia y distribución de la enfermedad están cambiando. Mientras que por una parte, la mejora de la vivienda en zonas rurales ha contribuido a la disminución de la incidencia de la enfermedad en todo el continente, los movimientos migratorios desde estos países han posibilitado que la enfermedad de Chagas sea diagnosticada en zonas donde la infección no era habitual.

La enfermedad de Chagas, poco conocida hasta ahora en algunos países desarrollados, actualmente afecta a alrededor de once millones de individuos y es la culpable de la muerte de 50.000 personas cada año. La enfermedad, que afecta principalmente las zonas rurales de América Latina, surgió en EEUU, España y varios países europeos tras las enormes migraciones y, actualmente, se está expandiendo debido a controles de sangre inadecuados, según ha informado recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Las donaciones procedentes de bancos de sangre de seguridad deficiente han transmitido la infección a países fuera de América Latina, dado que una persona que no sabe que está infectada puede transmitir el parásito al donar sangre. Aunque la enfermedad de Chagas es relativamente desconocida, su impacto socioeconómico en América Latina ocupa el cuarto lugar después de las infecciones respiratorias, enfermedades diarreicas y SIDA.

Somos la primera generación que puede acabar con la pobreza


Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, suscritos en el año 2000 en el marco de la Cumbre del Milenio por 189 jefes de Estado y de Gobierno, representan el mayor compromiso político en el terreno de la lucha contra la pobreza.
Con los ODM, tanto los países ricos como los pobres reconocen, por primera vez, que comparten la responsabilidad de poner fin a la pobreza y sus causas fundamentales.
Además los ODM representan una hoja de ruta viable para hacer frente a las desigualdades y las injusticias en el mundo. Para medir su progreso, cada Objetivo cuenta con una serie de metas e indicadores y un plazo para su cumplimiento.
La adopción de las medidas necesarias para alcanzar los ODM es simplemente una cuestión de voluntad política.


¿Cúales son los OBJETIVOS?


¿Por qué AHORA?


Hemos superado la mitad del plazo de 15 años fijado por la Comunidad Internacional para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Y a pesar de que en los últimos 7 años se han dado ciertos avances, de no corregirse ciertas tendencias actuales, el cumplimiento de los ODM es todavía incierto.
Todavía, 1400 millones de personas siguen luchando por sobrevivir con menos de un dólar al día.
Otras tendencias sin embargo invitan a un cierto optimismo: durante la década pasada, más de 200 millones de personas escaparon de la pobreza extrema; y hoy van más niños al colegio que en toda la historia de la humanidad. Estos avances demuestran que los ODM son alcanzables, siempre y cuando exista voluntad política para ello.
Por ello, es más urgente que nunca exigir a nuestros Gobiernos el cumplimiento de las promesas que se hicieron para lograr los ODM y poner fin a la pobreza extrema en el mundo.

¿Por qué YO?


Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son responsabilidad de todos y no se alcanzarán a menos que exijamos a nuestros representantes políticos que cumplan con sus compromisos.
El Objetivo número 8 propone una Alianza Global para el desarrollo en la que los países desarrollados, como España, se comprometen a aportar más y mejor ayuda al desarrollo, a aliviar la deuda externa de los países más pobres y establecer unas reglas de comercio más justas que permitan a los países más pobres avanzar por sí mismos.Sin excusas. Únete a la Campaña del Milenio y a cientos de personas en todo el mundo que exigen a sus Gobiernos que cumplan con sus promesas de alcanzar los ODM antes de 2015